lunes, 24 de abril de 2017

RAJOTE ALGUNOS ESTAMOS ORGULLOSOS

No hace mucho, el "Club de la Rajotedia" siguió agrandándose, Rajote, tras otro nuevo caso de corrupción en sus filas, se dirigía a sus palmeros diciendo algo así como que debían sentirse orgullosos de pertenecer al partido de la gaviota y, con cara de espanto, el pueblo librepensador observaba como aquellos amantes de la banderita se levantaban y aplaudían.
Aplaudían nuestro corazones en ese momento porque si tales palmeros te dedicaban una ovación, imagínate la ovación que se merecen todas esas personas que nunca han votado a partidos donde la corrupción aparece con demasiada frecuencia, lleven rosas o gaviotas, que siempre han cumplido la legalidad y, que desde su humilde posición de ciudadanos siempre están dispuestos, pero de verdad Rajote, a colaborar con la justicia.
Justicia es y será que esa gente humilde si que se sienta orgullosa de sí misma aunque no hayan palmeros que ovacionen ni Rajotes que se lo digan.

miércoles, 5 de abril de 2017

SE PUEDE UNO ABSTENER

Querido Señor Burns de la economía, que uno se puede abstener es sabido por todos, sobre todo por los de su palo (el derecho), que lo suelen hacer no en contadas ocasiones cuando hay que eliminar determinados nombres a las calles, abrir determinadas comisiones, aprobar determinadas leyes que progresan y, sobre todo que avanzan en derechos sociales.
Sociales, fueron sus palabras del otro día, "se puede uno abstener", está claro, pero también dentro de la libertad democrática, de expresión y, parlamentaria, uno también puede decir que no, pero no un no como el del ex Ken de la rosa marchita, un no rotundo, por convicción.
Convicción tengo en que sus palabras del otro día fueron sinceras y, desde el más profundo interés en el beneficio de la sociedad, así que permítame recordarle, desde mi humilde opinión, para que no se le vuelva a olvidar, que usted también se podía haber abstenido y no lo hizo cuando votó por aprobar unos presupuestos que recortaban a los más necesitados, una ayuda económica que beneficiaba a los bancos y no a sus paisanos que perdían la vivienda y el trabajo, y una reforma laboral que dejaba al obrero más precario y al de siempre más privilegiado.