La palabra España produce diversos sentimientos en los que la oyen, los hay que levantan el pecho hasta el mentón y sus ojos se ponen vidriosos como un cristal después de la lluvia, los hay que, realmente, no sienten nada, no se ven representados ni para mal ni para bien por esa nación, los hay que correrían hasta un lugar donde España no llegara a sus tímpanos y, a algunos en el extranjero los hay que les produce risa.
Risa, pero de esa nerviosa, es la que le tiene que estar entrando al que quiso, con entusiasmo, dirigir los mandos del Valencia Club de Fútbol y, a poco de empezar la temporada tiene la plantilla prácticamente por hacer.
Hacer, lo que os dé la gana que, por desgracia en los últimos años es lo que tanto unos como otros habéis hecho con el sentimiento valencianista; ya somos muchos los que nos hemos ido y, quizás, no seremos los últimos en abandonar el templo valencianista.
Valencianista, desde la distancia seguimos siendo y sufriendo algunos y, desde tal condición me veo en la obligación de deciros que España produce diversos sentimientos a la gente, pero Españeta produce el mismo a todo el mundo, amor y respeto hacia una persona que, por muchos ineptos que hayan pasado por su lado, él siempre ha sido trabajo y dedicación a unos colores, así que a falta de fichajes o, planificación deportiva a la altura de una gran entidad no uséis a mi Españeta para llenar un trofeo que, cada día es menos naranja y, cada vez, es más gris.
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